viernes, 27 de noviembre de 2015

Tolupanes y Tawahkas de honduras

Tolupanes
·         ¿Quienes son?
Se les conoce como XICAQUES pero su nombre auténtico es TOLUPAN; el término de Xicaques fue utilizado por los colonizadores para referirse a los diferentes grupos rebeldes de Taguzgalpa. Los xicaques de la Montaña de la Flor se autodenominan Tolupanes, empero los que habitan en Yoro se han acostumbrado a la denominación de Xicaques. Hacia fines de la época prehispánica se extendieron por la costa atlántica, la Bahía de Honduras, desde el Río Ulúa a Puerto Castilla, cerca de la actual Ciudad de Trujillo y tierras adentro hasta el Río Sulaco, pero en el año de 1,609 los Tolupanes se ubicaron como grupo étnico en el área de los Ríos Guayape y Guayambre, en el Departamento de Olancho.
Es importante señalar que éste proceso de reasentamiento étnico, murieron grandes cantidades de indígenas debido al trabajo forzado y a las enfermedades foráneas. Fue el misionero español Manuel de Jesús Subirana quien en 1,864 al observar el exterminio de los indígenas, gestionó ante las autoridades los títulos de propiedad para éstas poblaciones. Vale mencionar que dichas tierras tituladas a favor de los indígenas, hoy día son motivo de disputa por encontrarse, la gran mayoría ocupadas por cafetaleros y ganaderos ladinos en el departamento de Yoro.

·         Ubicación
Se les conoce como XICAQUES pero su nombre auténtico es TOLUPAN; el término de Xicaques fue utilizado por los colonizadores para referirse a los diferentes grupos rebeldes de Taguzgalpa. Los xicaques de la Montaña de la Flor se autodenominan Tolupanes, empero los que habitan en Yoro se han acostumbrado a la denominación de Xicaques. Hacia fines de la época prehispánica se extendieron por la costa atlántica, la Bahía de Honduras, desde el Río Ulúa a Puerto Castilla, cerca de la actual Ciudad de Trujillo y tierras adentro hasta el Río Sulaco, pero en el año de 1,609 los Tolupanes se ubicaron como grupo étnico en el área de los Ríos Guayape y Guayambre, en el Departamento de Olancho.
Es importante señalar que éste proceso de reasentamiento étnico, murieron grandes cantidades de indígenas debido al trabajo forzado y a las enfermedades foráneas. Fue el misionero español Manuel de Jesús Subirana quien en 1,864 al observar el exterminio de los indígenas, gestionó ante las autoridades los títulos de propiedad para éstas poblaciones. Vale mencionar que dichas tierras tituladas a favor de los indígenas, hoy día son motivo de disputa por encontrarse, la gran mayoría ocupadas por cafetaleros y ganaderos ladinos en el departamento de Yoro.
Los primeros asentamientos
Los franciscanos que intentaron evangelizar a los xicaques parece que no tuvieron mucho éxito. La dispersión y el modo de vida semi – nómada y su espíritu indomable e independiente los hacía difícilmente accesibles. El centro de Luquigüe con su grande y hermosa iglesia colonial es signo de los grandes esfuerzos realizados por los misioneros y también del poco fruto conseguido. La supresión de los subsidios que venían de España al producirse la independencia, obligó a abandonar Luquigüe después de más de 100 años de trabajo misional.
En 1858 el P. Manuel de Jesús Subirana reasumió la evangelización de los xicaques, aprendiendo la lengua tol y viviendo entre ellos. Su método de anunciar la Fe Cristiana con mucho amor, paciencia y espíritu de servicio y sin afán de dominar parece que fue convenciendo a los indígenas que se fueron bautizando en gran número.

Según sus informes llegó a bautizar unos 9,000 xicaques, es decir casi la totalidad de los que vivían en esa época.

El "Santo Misionero en sus 9 años de trabajo apostólico en Yoro, consiguió armonizar eficazmente los diversos aspectos de la Evangelización.
El anuncio del Evangelio, la catequesis y la administración de los Sacramento con amor, paciencia, generosidad y servicialidad.
La defensa del ambiente vital de los Xicaques, consiguiendo del gobierno el reconocimiento de sus territorios y los títulos legales de propiedad, organizando las tribus.
La defensa de su vida y sus derechos, por medio de un reglamento que los protegiera en sus relaciones contra los abusos de los ladinos. Estableció además unos dos protectores de indios" que velaran por evitar y corregir abusos.
También integró el aspecto educativo y cultural, estableciendo, junto a las ermitas o capillas de las tribus, escuelas para alfabetizar y enseñar lo básico a los indígenas.
Todo ello despertó nuevas esperanzas y nueva vida en el pueblo xicaque, que hasta hoy reconoce agradecido esa labor.
Pero el morir el 27 de noviembre de 1864, no hubo otro misionero que continuara su labor y los que debían ser "protectores de indios", en parte se hicieron lo contrario: algunos los empezaron a utilizar como mozos baratos en la explotación de la zarzaparrilla de los bosques. En 1868 el gobernador de Yoro reclutaba militarmente a los indios para que le sirvieran en su negocio de exportación de zarzaparrilla, obteniendo con ello buenos beneficios, pero explotando bárbaramente a los indios. En ese año algunos miembros de las tribus de Santa Marta se revelaron contra los soldados del gobernador que les obligaban a trabajar y parece ser que mataron a alguno. Entonces el gobernador envió más soldados a castigarlos y un grupo de 7 adultos huyó hacia la Montaña de la Flor, donde los soldados no los pudieron hallar. Allí fundaron una colonia que se ha mantenido muy aislada y ha conservado su lengua, su cultura y sus tradiciones hasta la actualidad. Ahora unas 300 personas organizadas en dos tribus, viven en esa zona montañosa, repartidos por varios



Cacique Cipriano Martinez (QEPD) 1936 - 2015

Nuevo Cacique Anastacio Martinez 2015

Los Caciques que ha tenido la tribu Tolupan

Situación Social

Corresponde a la de un pueblo que durante milenios fue cazador, recolector de frutos y raíces de la selva tropical y ahora está en proceso avanzado de sedentarización y hacerse cultivador agrícola.
Un aspecto interesante de los xicaques es que tradicionalmente y a diferencia de muchísimos otros pueblos indígenas, entre ellos no se utilizaban bebidas alcohólicas, todavía hoy, en la Montaña de la Flor, no se usan y se considera a los ladinos, que si las toman, como gente de inferior dignidad, despreciable. El alcohol embota los sentidos, enferma el cuerpo y rebaja la libertad y dignidad del hombre.
En cambio en las otras tribus, más ladinizadas, es notable su poquísima resistencia a los efectos del alcohol: con poco ya están borrachos y totalmente descontrolados. Quizá por el no uso de siempre ahora tienen tan poca resistencia.
El machismo se da entre los xicaques con aspectos diferentes que entre los ladinos. La mujer xicaque suele tener bastante libertad para salir de la casa. Frecuentemente acompaña al marido en sus trabajos. Respeta bastante a su marido y se somete a él. Necesita de su permiso para muchas cosas. Pero si la relación con el marido se deteriora seriamente se siente bastante libre para marcharse con otro. En tiempo antiguo y todavía ahora en la Montaña de la Flor, el matrimonio está bastante controlado por la autoridad del cacique: los novios no pueden serlo sin la autorización del cacique, ni mucho menos juntarse sin el consentimiento público de la tribu. La infidelidad conyugal se considera una indignidad ofensiva. En estas cosas el juicio del cacique es importante y hay consenso en respetarlo.
Es notable la tendencia al autoritarismo entre ellos. En la Montaña de la Flor, el cacique es vitalicio. El cacique anterior, al sentirse viejo o enfermo, nombra a su sucesor, uno de sus hijos o sobrinos, quien le parezca más apto. Su autoridad es total e indiscutible: se necesita su permiso para hablar con extraños, para comerciar o establecer acuerdos, para cuestiones familiares, como mediador en pleitos o desacuerdos, etc. Y quien no obedece es castigado en una "cárcel" por cierto número de días. Privar a alguien de libertad de movimientos se considera gran castigo. Entre ellos la autoridad del cacique se acepta como lo más natural e indiscutible.
En las otras tribus la cultura ambiente ha debilitado fuertemente la autoridad del cacique. Pero se acepta con toda naturalidad que "alguien tiene que mandar". Y a quien manda todos tienen que obedecerle, sin cuestionar mucho si lo mandado es correcto o no. La desobediencia a la autoridad reconocida se considera falta grave. Y no se admiten muchas matizaciones.
Este modo de considerar la autoridad a veces causa grandes conflictos, como en casos de ventas de maderas de la tribu o en decisiones económicas de importancia cuando se mezclan intereses poco claros.
La autoridad de cacique, también se puede conferir a una mujer y es aceptado, aunque con reticencias a veces. También existen "caciques" "naturales", además de los "oficiales" y son obedecidos.
  Según parece, desde la antigüedad todos creían en un universo de espíritus y seres poderosos que gobiernan y dirigen el mundo de los seres vivos visibles. En la Montaña de la Flor se habla de Toman Pones Papawi, el ser supremo que gobierna todo cuanto existe. Subordinados a él están sus dos hijos que dirigen el mundo de los seres vivos por medio de espíritus y seres intermedios.
Su religiosidad no está muy relacionada con los ciclos agrarios de siembra, crecimiento y muerte de las plantas, sino más con el mundo de los animales y sus espíritus protectores. Parece mucho menos elaborada que la de pueblos agrarios.
Las tribus más relacionadas con la población ladina parece que han ido perdiendo mucho de su religiosidad natural, y con ello también mucho de su identidad. Actualmente se consideran católicos casi en su totalidad. Quizá más por fidelidad y gratitud al P. Subirana que por convencimiento propio. No abundan mucho las manifestaciones de religiosidad. Las sectas protestantes poco han entrado entre los xicaques; donde han entrado ha sido a través de los más ladinizados.
Otros Puntos a tomar en cuenta son
Las normas que definen las condiciones de existencia en la naturaleza de los tolupanes pueden ser resumidas así:
 - No debe destruirse inútilmente ninguna planta ni ningún árbol.
 – La tierra no debe ser ni sembrada ni excavada con exceso.
 - Los frutos de los árboles y arbustos, deben ser consumidos parsimoniosamente y repartidos entre los humanos y los animales.
 - No deben herirse los animales.
- No deben matarse demasiados animales, pescar con exceso, recoger sin cesar caracoles o miel.
- No está permitido matar más que para satisfacer el hambre, proteger las cosechas y los animales domésticos de los animales dañinos, o en fin para defensa propia.
- Los humanos tienen la obligación de reproducirse en tanto que sean capaces;
- el celibato y la esterilidad son mal vistos.

Situación Económica

Su economía se basa ahora en productos de auto subsistencia: maíz y frijol. Antiguamente parece que casi no utilizaban el maíz, más de las culturas mayas y lencas. Pero sí mucho las raíces como yuca, camote, malanga y otras. Con la desaparición de los bosques estos productos han ido disminuyendo mucho. Al ser tierras altas (1000 a 1500 m.), el café se produce bien. Desde principios del siglo se fue introduciendo, creando nuevas oportunidades para ellos, pero también revalorizando las tierras y haciéndolas más deseables a gente de fuera... y trayendo consigo más despojos. Café y frijoles son los pocos productos que venden afuera.
La venta de productos se ve muy influida negativamente por las dificultades para la conservación y transporte. Sus casas son tan pequeñas y rudimentarias que es muy difícil conservar algo en ellas. No hay tradición de ello. Además la economía tan precaria que tienen les obliga a vender lo poco que producen antes de cosecharlo o al momento de hacerlo, sin conservar ni siquiera lo necesario para subsistir hasta la próxima cosecha. Esa hace que temporadas de hambre y gran escasez no son raras entre ellos. El trabajo para los cafetaleros produce algunos ingresos, pero también crea una dependencia a veces muy fuerte que puede generar más pobreza y miseria.
Es tradicional entre los xicaques la cría de jolotes, más que la de gallinas, el jolote es bastante costoso de mantener y aunque suelen tener un precio alto en los mercados, las dificultades de comunicaciones y las poco desarrolladas cualidades comerciales de los indígenas, hacen poco rentable su cría.
Un producto que produce algunos ingresos en el mimbre. Se produce en las zonas de bosque húmedo de altura, en tierras de algunas tribus. La mayor parte lo comparan en bruto comerciantes de fuera, para exportarlo. Hay tradición de hacer canastos y objetos de mimbre y de carrizo, pero está muy poco desarrollada esta artesanía.
Cada día es una oportunidad para los tolupanes; subsisten con lo poco que tienen: las escasas cosechas, los butucos y la malanga alimentan a los 1,200 tolupanes que conforman la etnia. Los hombres buscan también en la cacería y la pesca una forma de llevar el alimento a las familias que viven en las aldeas y los caseríos. Las mujeres apoyan elaborando las canastas de carrizo o uyaste, como las llaman.
Los indígenas tardan un día en elaborar una canasta que venden en 20 lempiras en las comunidades de El Ocote y Guatemalita, adonde llegan cada semana para venderlas y conseguir unos centavos que les permitan comprar alimento.
“Hacemos una canasta en un día. Se ganan 20 lempiras por cada una. Nos cuesta hacerlas y venderlas, pero esto nos sirve para comprar azúcar. Como usted mira ahora, los fogones están apagados porque no hay qué comer y cuando hay él con qué, logramos hacer dos tiempos, pero ahora ni tortillas tenemos”, dijo Lucrecia Pérez.
Una riqueza natural importante de las tribus es la madera. En la mayoría el pino, pero en algunas partes también el cedro, el laurel, el nogal, el san Juan y otros. En varias funcionan aserraderos que sacan la madera en cantidades grandes, pero que muy pocos beneficios dejan a los indígenas. Aunque existen reglamentos y ordenanzas, la corrupción y la mala administración casi impiden que las tribus se beneficien algo de esa riqueza. Además los frecuentes incendios agravan el problema. Por parte del gobierno no ha habido intentos de racionalizar y ordenar la utilización de los bosques, pero casi todo ha quedado ahogado en la burocracia y la lucha de intereses inmediatos


Tawahkas

Ubicación
Los tawahkas son parte del grupo indígena conocido como sumu y están relacionados con el grupo indígena mayangna, habitan las riberas del río Patuca, en el departamento de Gracias a Dios y parte del departamento de Olancho en Honduras y en la Costa Atlántica de Nicaragua. La región que comprende el departamento de Gracias a Dios se conoce como LaMosquitia.1
Tierra adentro de la costa de La Mosquitia viven los tawahkas. La mayoría de ellos reside en la aldea de Krausirpe, ubicada en la margen derecha del Patuca (viniendo río arriba desde Wampusirpe) y en la desembocadura del río Wampú. La única vía de comunicación de esta comunidad es el río Patuca.
En la parte de Honduras, existen de 6000 tawahkas,2 aunque es imposible precisar un número exacto, pues desde 1974 no se han efectuado censos poblacionales sobre las comunidades indígenas del país. Los datos que presentamos son aproximados. En total, estimamos que su número (los de Nicaragua y Honduras juntos) es de 14,000, aproximadamente. Sin embargo, las siete comunidades que constituyen este grupo en Honduras: Krausirpe, Krautara, Dimikian, Yapuwas, Kamakasna, Wasparasni y Santa Marta, albergan 704 personas, distribuidas de la siguiente manera:
Nombre Localidad
Número de casas
Kausirpe
58390
Krautara
10110
Dimikian
440
Yapuwas
632
Kamakasna
557
Wampusirpi
210
Santa Marta
865
TOTALES
93704
Krausirpi y Krautara son las aldeas tawahkas más grandes localizadas sobre los márgenes del río Patuca. Aunque los Tawahkas habitan esta zona desde hace ya varios siglos, Krausirpi, la principal aldea Tawahka, fue fundada en 1938 por el último cacique tawahka (Claudio Cardona).
Hasta 1948, el principal asentamiento tawahka era Yapuwas, caserío que abandonaron debido a una peste que azotó y diezmó la población sumado a las presiones ejercidas por las autoridades del Departamento de Olancho. Se cree que el éxodo de los tawahkas radicados actualmente en Krausirpi lo iniciaron, en forma paulatina, tres familias. La peste que azotó Yapuwas, según los relatos tawahkas, era un extraño mal que mataba de tres a cuatro nativos diariamente, 

El 96% de los pobladores son analfabetos y unos 387 niños se encuentran en edad escolar.  El analfabetismo entre las mujeres es mayor y alcanza un 100%.  Aunque existen dos escuelas, una en Krausirpe y la otra en Krautara, solo la escuela de Krausirpe funciona con regularidad.  El promedio de días lectivos en el año es de aproximadamente 103.  La escuela se encuentra cerrada la mayor parte del año.  Muchos de los niños en edad escolar no asisten a la escuela por las largas distancias que separan  las comunidades, las cuales solo pueden recorrerse por medio de pipantes.
En Krautara, la comunidad dispone de un maestro nombrado quien, después de cinco meses de haber comenzado el año lectivo (1991), aun no se había presentado a la comunidad.  Otro aspecto importante es que la escuela de Krausirpe, aunque cuenta con un edificio en regulares condiciones, un solo maestro atiende tres grados y solo un 3% de los niños puede continuar sus estudios hasta sexto grado o educación básica en Wampusirpe (comunidad misquita).  La mayoría de los niños, después de haber terminado su tercer año de primaria, aun no saben leer ni escribir y, los que logran aprender, después de algunos años son nuevamente analfabetos por falta de práctica.

Situación Social
Puede afirmarse que, en términos generales, entre los tawahkas no existe una estratificación y diferenciación social.  Ellos conservan inalterables los sentimientos solidarios e igualitarios.  Quizá la influencia externa a la que han sido sometidos revele alguna diferenciación social, pero en la practica son bastante solidarios.  Entre los tawahkas los lazos familiares son muy extensos.  En Krautara, por ejemplo, un 90% de la comunidad esta emparentada.
Conservan inalterables las formas tradicionales del matrimonio.  Los padres determinan el futuro de sus hijos, mediante el acuerdo verbal entre los padres cuando los hijos están aun en la niñez o en la adolescencia.  En tal sentido, entre las familias ocurre un acercamiento natural y una serie de condiciones que posibilitan la prematura aspiración familiar.  Llegado el momento de la unión conyugal, se efectúan los preparativos, desarrollándose una simple ceremonia de entrega, acompañada de consumo de chicha y de una comida tradicional, conocida entre ellos como “comilona”.
Sin embargo, en casos excepcionales, se practica el matrimonio civil, el que acostumbran muy poco, quizá por las dificultades que el mismo implica: oneroso traslado a la cabecera municipal de Brus Laguna, de 8 a 10 días en pipante por el rio, más las inclemencias de la naturaleza.  En fin, ellos prefieren sus hábitos tradicionales de desposamiento.
El recurso más importante para la supervivencia de los tawahkas es la tierra donde viven y el bosque que la puebla.
El territorio tawahka fue declarado como reserva ecológica (Biosfera de Rio Plátano) y los indígenas han sabido convivir con su medio.
El problema que se presenta es el de la migración campesina hacia esa zona, ya que estos grupos mantienen costumbres incompatibles con la naturaleza de la zona, las que acarrearan consecuencias desastrosas para el medio ambiente.
Cientos de hectáreas de tierras, a uno y otro lado del rio, se encuentran libres en calidad de tierra nacional, pero los tawahkas consideran que su propiedad comunal se extiende unas 14 caballerías hacia el norte y, tradicionalmente, han tenido la libertad de escoger la parcela de tierra  que desean cultivar, sin ningún obstáculo”.
Por otra parte, quiérase o no, por la influencia foránea, a la que no han podido oponer resistencia, poco a poco, las comunidades experimentan una transformación hacia una economía campesina.  En otras palabras, están pasando de una economía autárquica y comunal a una economía de carácter individual, cuya unidad productiva la constituye la familia nuclear.  Este es un proceso largo, no se ha dado de golpe.
En términos jurídicos, el tipo de tenencia no está del todo definido; pero en términos geográficos ya se ha logrado una demarcación.  La región se caracteriza por carecer de ceros limítrofes.  Algunos campesinos ladinos han cercado tierras que, según ellos, “les pertenecen”, lo que ha valido para que el INA asuma el problema con preocupación.

Situación Económica

Los tawahkas están estrechamente vinculados con la tierra. La principal actividad económica que han realizado a través de su historia es la agricultura de subsistencia, utilizando tecnología tradicional. La dieta es complementada con la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. La unidad productiva de la etnia es la familia, principal grupo generador de la fuerza de trabajo. El trabajo agrícola lo realizan en los trabajaderos, por lo general, a la orilla del río.
Algunas veces frente a las aldeas y otras, río arriba, a varios kilómetros de distancia de los poblados. Los hombres tawahkas participan en la construcción de pipantes (especie de canoas). Actualmente, el segundo semestre de cada año, de Junio a Diciembre, los tawahkas se ocupan de la extracción del látex del árbol sapotáceo llamado chicle, esta actividad productiva se ha visto disminuida por la escasez de compradores. Entre las actividades de remuneración económica está la antigua práctica del lavado de oro sobre las veras acuíferas del río Patuca. Vale la pena mencionar que en los años 30, muchos tawahkas realizaban actividades asalariadas en plantaciones de banano, cerca de sus poblados.
Las mujeres, al igual que los hombres, trabajan en la siembra, la limpieza y la cosecha de los diversos productos.  Parte de la cosecha es vendida, a bajo precio, a los comerciantes misquitos y a los intermediarios ladinos (coyotes) que llegan hasta las comunidades.
Los tawahkas tienen que viajar hasta Culmi (siete días por rio y a pie) para comercializar sus productos, donde los truecan por sal, zapatos, ropa o los venden para comprar dichos artículos.  No existe una forma de comercio justo; los tawahkas no conocen el verdadero precio de los productos.
Las causas que aíslan a  los tawahkas del esto del país son: la falta de carreteras u otro medio económico que comunique sus poblaciones con el resto del departamento y del país.  La única vía de comunicación es el rio.  En toda la región tawahka no hay vías de comunicación terrestre que enlace una comunidad con otra
La pesca la practican en ríos, canales y manantiales aledaños al Patuca.  Capturan peces, tortugas, camarones y cangrejos, utilizando anzuelos, arpones y atarrayas hechas de bejucos y hierbas adormecedoras (pate).  Esta última práctica ya no se realiza abiertamente porque es prohibida por la ley.

Algunos tawahkas (hombres) se dedican al lavado de oro en las quebradas y riachuelos aledaños a la desembocadura de los ríos Wasparasni, Pao, Lagarto y otros.

El cacao, la madera y la extracción de oro son sus fuentes principales de ingresos.  Para algunos, el ingreso anual es de 600 lempiras, si se dedican a vender madera y cacao.  Por otra parte, cuando se necesita del azúcar y la manteca, se recurre al trueque por productos como madera, cacao e, incluso, pájaros (loras y pericos).
Algunos indígenas se quejaban del escaso rendimiento (en los últimos años) de la producción de cacao y maíz por la falta de fertilizantes, las plagas y los fenómenos naturales.
El uso de la tierra varía según las necesidades.  Acostumbran sembrar granos básicos: arroz, frijoles, leguminosas, tubérculos, etc.
El área de cultivo es variable y depende de sus necesidades y de su voluntad de trabajar.  Además, depende del número de miembros de una familia.
El volumen de producción es bajo; generalmente, solo producen para el consumo y, si hay un excedente, se vende a comerciantes intermediarios.  Según conocedores, las tierras en que se localiza este grupo son de vocación agrícola y forestal; debida a la alta pluviosidad, su rendimiento es óptimo y se podrían lograr tres cosechas por año.
El pequeño productor tawahka, es aquel que produce un excedente de producción comercializable de café, maíz, frijoles o arroz, pero nunca maneja grandes cantidades y su vinculación con las empresas agro exportadoras no es directa, ya que no tiene capacidad para transportar sus productos.

El tawahka solo trabaja o cultiva para su subsistencia y, por su poca capacidad productiva, se ve obligado a jornalear para el ladino, para el terrateniente ladino y para el indio (por lo general, misquitos) pequeño productor; gana salarios irrisorios y su trabajo e eventual

Caza


Cultivo de Banano  

Cacao


                             Cátedra de lengua Tawahka en la UNAH


Tribu Wampusirpi


2 comentarios:

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